3 errores a la hora de firmar una hipoteca

La hipoteca es ese negocio eterno que nos acompaña desde hace tanto tiempo que es por muchos considerado moderno. Conocimiento de historia a parte, las diferentes generaciones que se han atado a entidades bancarias a partir de este modelo han tropezado siempre con los mismos errores.

Con esta realidad siempre en mente, hemos acogido hoy los tres tropiezos más comunes para explicártelos y que seas capaz de saltar la piedra cuando la encuentres. Porque aunque al ser humano le encante darse de bruces de manera constante contra la misma, al final se ha ganado descansar un rato de nuestra pesada insistencia.

Los errores más comunes a la hora de solicitar una hipoteca

3 errores hipoteca
Fuente: Pixabay

Con todo ello, digno es reconocer también todos los aciertos que hemos logrado a lo largo de las décadas. Porque a medida que hemos desarrollado nuevas fórmulas para transformar las hipotecas en negocios mucho más interesantes, también nos hemos apañado para encontrar nuevas fórmulas de derribarlas. Como buenos seres humanos que somos.

En este sentido, estos tres errores comunes son los siguientes:

  • Descartar las ofertas online.
  • Invertir todos los ahorros en la entrada.
  • Sobrestimar nuestra capacidad de pago.

¿Buceamos en ellos?

Descartar las ofertas online

Siempre nos pasa lo mismo, lo que no entiendo es por qué todavía no le hemos dicho al destino aquello de si sabes cómo me pongo, para qué me invitas.

Somos especialistas en revolucionar las nuevas tecnologías y hallar nuevas formas de tropezar. Nuestra creatividad es tan poderosa que cuando creemos que la estabilidad ha llegado nos valemos para derruir sus bases con un simple gesto.

Cuando llega una nueva tecnología la miramos con el reparo de la visita de un alienígena. Pensamos que nos morderá o algo parecido y solo de soslayo tratamos de dibujar sus formas en la sombra que desprenden.

Necesitamos que se alineen las casualidades de nuestra curiosidad para acercarnos a este desconocido, ahora sin prudencias, y pensar que alguien ajeno no nos podrá atacar solo porque seamos lo suficiente ingenuos para pensar que no debemos tomar precauciones. Cual Titanic que zarpó con menos botes de los necesarios, pero sí los que la Ley estimaba, nos golpeamos de nuevo contra la dura realidad.

De esta manera, nos asustamos ante el error, escuchamos rumores de descalabros y preferimos seguir por la vía tradicional sin siquiera analizar lo que nos puede ofrecer.

Por ello tantas personas descartan las ofertas online desde el principio y pierden la oportunidad de firmar opciones muy interesantes.

Invertir todos los ahorros en la entrada

Aunque, claro, si hablamos de cuestiones humanas, anda que no podemos encontrar nuestras particularidades en las migas de tinta que quedaron sobre las baldosas amarillas que un día nos cuidaron.

En esta tesitura, es demasiado habitual que invirtamos los ahorros de una vida en una entrada y pensemos que ya serán nuestras versiones del futuro los que se preocupen por los problemas que puedan surgir. ¡Que yo por ahora estoy tranquilo!

Por ello, es demasiado habitual que invirtamos todos nuestros ahorros en la entrada, que es donde nos dan el palo, y confiemos en que a partir de ahora toda nuestra economía se desarrolle tan bien que las reservas ya no nos interesan.

Ni se te ocurra tomar este camino. Es fundamental que guardemos una cantidad por si acaso sucede algo.

Sobrestimar nuestra capacidad de pago

Aunque si de hilar fino y de hallar esas grandes señas de identidad humana se trata, pues todavía podemos bucear un poco más en la manera en la que comprendemos una realidad que nos encargamos de complicar.

Para buscar la adrenalina mejor escápate a un parque de atracciones. Mientras tanto, mantén la calma que tus circunstancias anhelan y no lances por los aires un futuro que es incierto, aunque pienses lo contrario.

De esta manera, no te confíes con cuánto podrás pagar y desde luego no te mientas a ti mismo, que la cuenta bancaria no comprende eso de las mentiras piadosas.

Haz cálculos, sé consciente de cuánto puedes gastar, cuenta hasta la última moneda y después lánzate a firmar el contrato que te atará a la entidad bancaria durante las próximas décadas.

¿Las has apuntado? Ahora reflexiónalas, percátate de que tú no caerás en esos problemas y lánzate a la aventura de la hipoteca con la seguridad de contar con una red bajo los pies.

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